Para mi, fuera de la zona de confort es donde realmente se halla mi verdadero potencial, mi verdadero crecimiento, ya que es ahí donde me descubro a mi misma, con mis fortalezas, y mis inseguridades. Es ahí donde me veo y me descubro, donde siento mi propia vulnerabilidad. Cada vez que salimos de nuestra zona de confort, nos abrimos a conocernos mejor, nos abrimos al verdadero autoconocimiento.
Pero es muy diferente caer fuera de nuestra zona de confort, a lo que me refiero con salir de ella sin querer hacerlo, sin haberlo decidido, de manera ajena a nuestra voluntad, o por el contrario, que salga de nosotros mismos el abrirnos a esa experiencia. Da igual de qué manera salgamos, fuera de ella, SIEMPRE se va hallar nuestro yo más auténtico y genuino.
¿Qué ocurre? Cuando salimos de manera forzada, de manera no deseada, no podemos ver nada de esto, a menos que hagamos un cambio de actitud, ya que nuestra mente no está observando ni viviendo el presente, sino que se quedó agarrada y enganchada a lo que ha perdido, a su pasado conocido, y desde ahí realmente no podemos vernos ni observarnos dentro del presente en el que estamos inmersos. Y sio si, la experiencia está sucediendo, pero nosotros no podemos verlo. Esta forma de salir de la zona de confort nos deja atrapados en el por qué.¿Por qué a mí? ¿Por qué ha tenido que ser así? ¿Por qué ha tenido que sucederme esto ahora? Es decir, nos deja atrapados en esas preguntas sin salida, que tan fácilmente nos sitúan en el lugar de víctimas.
En realidad nos quedamos suspirando en la carencia, en la queja, enfrascados en la negatividad que nosotros mismos desprendemos.
La zona de confort la definimos así por la comodidad que nos ofrece, sin embargo, esta comodidad conocida, nos impide desplegar todo nuestro potencial y sacar a la luz la versión más auténtica de nosotros mismos. En la zona de confort vamos en piloto automatico, no necesitamos emplear nuevos recursos, ni reparar en nada de lo que nos rodea. ¿Teacuerdas, por ejemplo, cuandoaprendiste a conducir? ¿Recuerdas lo que sentiste cuando tesentaste por primera vez ante un volante? Todo el habitáculo y todo lo exterior que nos rodeaba, lo controlábamos milimétricamente, no podíamos pasar nada por alto, estábamos atentos a todo, estábamos allí con nuestros 5 sentidos, y descubrimos allí partes de nosotros completamente desconocidas. Quizás desde el primer momento te gustó la sensación de conducir, o no, o descubriste la destreza que tenías para aparcar, o la facilidad para recordar las señales, o que no nos te gustaba nada conducir por la ciudad y preferías carreteras secundarias.
Hoy por hoy, conducir ya forma parte de nuestra zona de confort y ya no nos hace descubrir nada de nosotros, ni sacar nuevos recursos, es más, vamos conduciendo y pensando en la lista de la compra, o en el próximo recado que tenemos que hacer, pero seguro que si nos sentamos al frente de un helicóptero vuelve a salir nuestro verdadero yo cargado de información nueva.
Para mi salir de mi zona de confort no significa que tener que hacer un cambio sustancial. Para mi salir de la zona de confort puede ser algo tan sencillo como bajarse dos paradas de bus mas allá de nuestra parada habitual, probar una comida nueva, mantener una conversación con un desconocido, cambiar de planes en el último momento.. ya que todas estas situaciones diferentes nos invitan a observarnos y si estamos dispuestos, a descubrir más de nosotros mismos, lo cual nos invita a un mayor autoconocimiento y a tener una gestión emocional más consolidada, ya que es fuera de nuestra zona de confort donde una parte de nuestro ser se expande, y ahí es donde realmente descubrimos nuestras fortalezas, nuestros miedos, nuestras capacidades, nuestras inseguridades, nuestros vacios, nuestras sensaciones, nuestros talentos, es vivir todo desde un prisma nuevo que nuestra propia consciencia nos regala.
La vida comienza al final de tu zona de confort
Neale Donald Waslch
Por otro lado, también puede ocurrir que la propia vida nos saque de nuestra zona de confort, sin nosotros haberlo decidido, es decir, de repente nos vemos inmersos en esa situación. Y desde ahí toda la experiencia que vamos a vivir dependerá de la aceptación con que lo vivamos. Y aquí sin embargo, la pregunta que se nos revela ya es otra diferente, ¿Para qué me está sucediendo esto a mí? ¿Qué tengo que aprender yo de esto? Entonces desde aquí ya lo vemos como una oportunidad de crecimiento en lugar de verlo como un problema.
La actitud es la diferencia que hace que toda pueda ser diferente
Ayer mismo, por la tarde, mi familia y yo quedamos con unos amigos y su hijo para dar un paseo por el bosque y recoger setas por una zona que ellos conocían. Después de un tiempo andando, llegamos a un pantano. A los niños les hacía mucha gracia eso de ir corriendo y clavarse en el barro hasta los tobillos, mientras entre gritos de euforia, descubrían una especie de cangrejos muy simpáticos que sacaban la cabeza sobre una especie de barro arenoso.
De repente pasábamos de estar limpios y relajados en el puro y silencioso ambiente del bosque a estar completamente embarrados y envueltos en una autentico griterío.
Entonces me relaje, acepté la situación, y me abrí a vivir la experiencia, que debido a este cambio de actitud por mi parte, ¡resultó ser maravillosa!
De repente, dejé de ver suciedad y ví alegría, ilusión, sonrisas.. y un barro en unas condiciones óptimas para chapotear y acabar de pasar una tarde divertida y diferente. Esto hace unos años hubiera sido imposible por mi parte. Creo que no habría podido disfrutarlo, y lo hubiera visto como un problema, echando por la borda esta experiencia que se que vamos a recordar durante mucho tiempo con cariño.
Por tanto, salir de nuestra zona de confort nos va flexibilizando, hace que nuestras barreras mentales se vuelvan cada vez más elásticas y nos permite apreciar la vida desde un lugar completamente diferente. Nos permite sentir sensaciones nuevas,escuchar a personas diferentes a nosotros, abrirnos a nuevos puntos de vista, observar la realidad desde un prisma desconocido, con lo cual nos regalamos una versión más ampliada de la vida, que nosotros mismos nos estábamos negando.